“Vive simplemente para que otros puedan simplemente vivir” - Ghandi
El Coltán, mineral también conocido como “oro azul”, se encuentra en el corazón de lo que llaman la guerra del “Play Station” o la “Primera Guerra Mundial Africana”, cuyo escenario es la RDC (Republica Democrática del Congo). La RDC posee cerca del 80% de las reservas mundiales de este apetecido mineral grisáceo utilizado en casi todo dispositivo electrónico: teléfonos móviles, GPS, satélites artificiales, armas teledirigidas, televisores de plasma, ordenadores portátiles, PDA, MP3, videoconsolas... De ahí el nombre de la guerra del Play Station.
“Haremos desde aquí un sintético
viaje al África Central” guiados por la siguiente explicación de Ramiro de
Altube de Afrol News:
“De acuerdo a lo que parecen ser propiedades físico-químicas
‘mágicas’, este mineral es fundamental para las industrias de aparatos electrónicos,
centrales atómicas y espaciales, misiles balísticos, video juegos, […], etc. Sin
embargo el 60 % de su producción se destina a la elaboración de los condensadores
y otras partes de los teléfonos celulares. El coltán permite que uno de los sueños
occidentales se haga realidad, con él las baterías de los minicelulares de
bolsillo mantienen por más tiempo su carga, ya que los microchips de nueva generación
que con él se elaboran optimizan el consumo de corriente eléctrica…
El gran aumento de la demanda ha hecho establecer un
mercado ilegal paralelo en el África central. Nótese el resultado de esta nueva
‘fuerza del mercado’: 3 millones de muertos en cuatro años. Veamos.
Allá han puesto sus ojos, sobretodo en los últimos diez años, las grandes multinacionales: Nokia, Ericsonn, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM y muchas otras. Se han formado en la zona toda una serie de empresas (muchas de ellas ‘fantasmas’) asociadas entre los grandes capitales transnacionales, los gobiernos locales y las fuerzas militares (estatales o ‘guerrilleras’) para la extracción del coltán y de otros minerales como el cobre, el oro y los diamantes industriales. Las grandes marcas comenzaron la disputa por el control de la región a través de sus aliados autóctonos, en un fenómeno que la misma Madeleine Albright llamo ‘la primera guerra mundial africana’.
Allá han puesto sus ojos, sobretodo en los últimos diez años, las grandes multinacionales: Nokia, Ericsonn, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM y muchas otras. Se han formado en la zona toda una serie de empresas (muchas de ellas ‘fantasmas’) asociadas entre los grandes capitales transnacionales, los gobiernos locales y las fuerzas militares (estatales o ‘guerrilleras’) para la extracción del coltán y de otros minerales como el cobre, el oro y los diamantes industriales. Las grandes marcas comenzaron la disputa por el control de la región a través de sus aliados autóctonos, en un fenómeno que la misma Madeleine Albright llamo ‘la primera guerra mundial africana’.
En las minas aluvionales trabajan diariamente más de 20.000 mineros, bajo un sistema represivo organizado por las fuerzas militares y los poderes locales - de los dos bandos en disputa. Estas pagan a los trabajadores unos diez dólares por kilo de coltán (que en el mercado de Londres cotiza alrededor de 250-300 dólares) y exigen además a estos para ‘permitirles’ trabajar que se pongan con una cucharada diaria del mágico mineral, especie de tributo en especie, con el que recaudan alrededor de un millón de dólares mensuales.
Las minas de coltán |
El Río Congo. Arte de LibriVox.org |
" Me proponía descansar un momento a su sombra, pero en cuanto
llegué tuve la sensación de haber puesto el
Marlow, protagonista de El Corazón de las Tinieblas (The Heart of Darkness), novela de Joseph Conrad, es un marino que hace unos 120 años navega el barco de una importadora de marfil y que termina siendo testigo de la esclavitud y del saqueo particularmente brutal que sufrió el pueblo congolés a manos del Rey Leopoldo II de Bélgica. Su relato aunque remoto, nos da una vaga idea del sufrimiento existente hoy en día detrás de un conflicto que ha dejado 10 millones de muertos desde que comenzó en 1996, según expertos que trabajan en el Congo RDC, y supervivientes congoleños. Pero… ¿Quién habla de esto? ¿Los noticieros? ¿La prensa occidental? La familia Bookolengo, originaria del Congo Kinshasa, nos habló del horror que todavía se vive en su país, el cual continúa habitando el “corazón de las tinieblas.”
pie en algún tenebroso círculo del
infierno. Las cascadas estaban cerca y el ruido de su caída, precipitándose ininterrumpida,
llenaba la lúgubre quietud de aquel bosquecillo (donde no corría el aire, ni
una hoja se movía) con un sonido misterioso, como si la paz
rota de la tierra herida se hubiera vuelto de pronto audible allí.
"Unas figuras negras gemían,
inclinadas, tendidas o sentadas bajo los árboles, apoyadas sobre los troncos, pegadas a la
tierra, parcialmente visibles, parcialmente ocultas por la luz mortecina, en todas
las actitudes de dolor, abandono y desesperación que es posible imaginar.
Explotó otro barreno en la roca, y a continuación sentí un ligero temblor de
tierra bajo los pies. El trabajo continuaba. ¡El trabajo! Y aquél era el lugar adonde
algunos de los colaboradores se habían retirado para morir.
"Morían lentamente... eso estaba
claro. No eran enemigos, no eran criminales, no eran nada terrenal, sólo sombras negras
de enfermedad y agotamiento, que yacían confusamente en la tiniebla verdosa.
Traídos de todos los lugares del interior, contratados legalmente, perdidos en
aquel ambiente extraño, alimentados con una comida que no les resultaba familiar,
enfermaban, se volvían inútiles, y entonces obtenían permiso para arrastrarse y
descansar allí. Aquellas formas moribundas eran libres como el aire, tan tenues casi
como él. Comencé a distinguir el brillo de los ojos bajo los árboles. Después, bajando la
vista, vi una cara cerca de mis manos. Los huesos negros reposaban extendidos a lo
largo, con un hombro apoyado en el árbol, y los párpados se levantaron lentamente,
los ojos sumidos me miraron, enormes y vacuos, una especie de llama blanca y
ciega en las profundidades de las órbitas.
Aquel hombre era joven al parecer, casi
un muchacho, aunque como sabéis con ellos es difícil calcular la edad. Lo único
que se me ocurrió fue ofrecerle una de las galletas del vapor del buen sueco que
llevaba en el bolsillo. Los dedos se cerraron lentamente sobre
ella y la retuvieron; no hubo otro movimiento ni otra mirada. - Marlow
Marlow, protagonista de El Corazón de las Tinieblas (The Heart of Darkness), novela de Joseph Conrad, es un marino que hace unos 120 años navega el barco de una importadora de marfil y que termina siendo testigo de la esclavitud y del saqueo particularmente brutal que sufrió el pueblo congolés a manos del Rey Leopoldo II de Bélgica. Su relato aunque remoto, nos da una vaga idea del sufrimiento existente hoy en día detrás de un conflicto que ha dejado 10 millones de muertos desde que comenzó en 1996, según expertos que trabajan en el Congo RDC, y supervivientes congoleños. Pero… ¿Quién habla de esto? ¿Los noticieros? ¿La prensa occidental? La familia Bookolengo, originaria del Congo Kinshasa, nos habló del horror que todavía se vive en su país, el cual continúa habitando el “corazón de las tinieblas.”
Los Bookolengo |
Afrol News continua explicando la situación :
“En otros términos:
el capital, por lo tanto, no se encarga de la totalidad de la reproducción de
esta fuerza de trabajo, que además de aportar en la producción de plusvalía
(del coltán), aporta una especie de renta en trabajo metamorfoseada. Superexplotación:
los mineros dan valor al coltán con su trabajo, pagan un tributo al estado
local y además trabajan para conseguir los medios de supervivencia, alimento y
refugio. Superbeneficio para el capital invertido que obtiene tasas de ganancia
exorbitantes realizadas con el sustento indispensable de la represión y el
trabajo forzado. Como es tradicional en África, el racismo, la xenofobia y la ideología
discriminatoria en general, son esenciales para el funcionamiento de este doble
mercado de trabajo (asalariado y forzado - no libre). Aquí se monta específicamente en los conflictos interétnicos: son reclutados en
especial los pigmeos y los hutus.
La patronal de las grandes empresas, los gobiernos de la región
y los organismos internacionales ‘explotando la contradicción de la superexplotación’
pretenden jugar el rol de mediadores entre los semiesclavizados trabajadores y
las bandas militares xenófobas. La
ONU propone un embargo provisorio de la mercadería. Mientras
tanto las ONGs y los ecologistas denuncian la extinción de los monos! En lo que
constituye un sentimiento humanista maravilloso, titulan: “Los teléfonos
celulares agravan la situación de los gorilas del Congo”. Y quieren que las
mismas empresas que acumulan su capital aquí a sangre y fuego inviertan en proyectos de ayuda para el tercer mundo!. En
Angola y en Sierra Leona el tráfico de diamantes financia y necesita de una
guerra muy similar desde hace años. Hace unos meses, el 30/7 de este año se
celebró una fantochada de acuerdo de Paz entre Kagame
y Kabila. ¿Quién fue el intermediario? El vicepresidente de Sudáfrica, país
capitalista de primer orden, de donde provienen muchos de los capitales que
explotan las minas congolesas. Se regularan quizás, es decir, se legalizaran,
las relaciones de explotación. Pero la masacre continua.
Las multinacionales no han necesitado
aquí muchos planes de modernización, se benefician de la fuerza de trabajo casi
gratuita, un ejército industrial de reserva que vive en una pauperización
absoluta en muchos casos. Esto, como es evidente, limita las posibilidades de
desarrollo de un mercado interno y de una burguesía industrial local. Sólo
quedan para ésta el control del comercio ilegal de armas y materias primas. La
llamada transferencia de valor de la periferia hacia el centro significa que de
la totalidad de la plusvalía producida en estos países, a costa de millones de
muertos, las grandes multinacionales, acaparan la mayor parte, justificadamente
de acuerdo a la concentración de sus capitales.
Sobre la tumba de los 2000 niños y campesinos
africanos que mueren por día en el Congo, podemos, distraídos, seguir usando
nuestros celulares.” Ramiro de
Altube de Afrol News.
La idea no es ser anti-celular ni anti-tecnología. Pero sí seres humanos responsables y realmente
informados.
"Junto al mismo árbol estaban sentados otros dos haces de ángulos agudos con las piernas levantadas. Uno, la cabeza apoyada en las rodillas, sin fijar la vista en nada, miraba al vacío de un modo irresistible e intolerante; su hermano fantasma reposaba la frente, como si estuviera vencido por una gran fatiga. Alrededor de ellos estaban desparramados los demás, en todas las posiciones posibles de un colapso, como una imagen de una matanza o una peste. Mientras yo permanecía paralizado por el terror, una de aquellas criaturas se elevó sobre sus manos y rodillas, y se dirigió hacia el río a beber. Bebió, tomando el agua con la mano, luego permaneció sentado bajo la luz del sol, cruzando las piernas, y después de un rato dejó caer la cabeza lanuda sobre el esternón.
"No quise perder más tiempo bajo aquella sombra y me apresuré a dirigirme al campamento. Cerca de los edilicios encontré a un hombre vestido con una elegancia tan inesperada que en el primer momento llegué a creer que era una visión. Vi un cuello alto y almidonado, puños blancos, una ligera chaqueta de alpaca, pantalones impecables, una corbata clara y botas relucientes. No llevaba sombrero. Los cabellos estaban partidos, cepillados, aceitados, bajo un parasol a rayas verdes sostenido por una mano blanca. Era un individuo asombroso; llevaba un portaplumas tras la oreja. Estreché la mano de aquel ser milagroso, y me enteré de que era el principal
contable de la compañía, y de que toda
la contabilidad se llevaba en ese campamento. Dijo que había salido un momento para tomar un poco de aire
fresco.» - Marlow (The
Heart of Darkness)
hola. que gusto conocerte...me alegro de la coincidencia!
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